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¿Tu perro se ahoga? Consejos para mejorar la calidad de vida de los perros chatos

Los perros chatos como el bulldog, el carlino o el boston terrier son braquicéfalos, por lo que son propensos a sufrir un síndrome que les dificulta la respiración. Te contamos por qué y cómo minimizar sus efectos.

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A los que llamamos comúnmente perros chatos (el shih tzu, el carlino, el bulldog inglés y francés, el bóxer o el Staffordshire bull terrier, entre otros) se les denomina perros braquicéfalos. Esto significa que su cráneo es más corto y ancho que el de otros canes, y que su hocico es achatado. A causa de esta característica, estos perros pueden padecer el síndrome braquicefálico, que implica dificultades para respirar, respiraciones ruidosas y ronquidos al dormir, salivación abundante y posibles problemas cardíacos.

No todos los perros chatos padecen necesariamente el síndrome braquicefálico. Aquellos que sí lo sufren necesitarán de un control veterinario frecuente para evaluar las medidas a seguir para mejorar su calidad de vida. Debemos tener presente que es un síndrome que no se cura, pues deriva de la fisonomía del animal, pero sí podemos contribuir con ciertas acciones a que nuestro perro se encuentre mejor.

La peculiaridad que reside en estos perros es que tienen los mismos tejidos que un perro de hocico "normal" o alargado, pero esos tejidos tienen que adaptarse a un espacio mucho menor que el de otros canes. Por ello, la respiración es más problemática. Sin embargo, lo importante es saber detectar cuándo es una respiración normal (dentro de las características de estas razas, como decíamos) y cuando es sintomática del síndrome braquicefálico.

Será necesario estar pendientes de él y actuar ante cualquier síntoma de dificultad respiratoria. El veterinario será el que nos indique los pasos a seguir ante una crisis, así como el tratamiento o incluso la operación quirúrgica, en algunos casos, que conviene a nuestro perro.

También es cierto que no todos los perros que padecen este síndrome lo sufren en la misma medida. Mientras algunos sólo experimentarán ciertas dificultades para respirar y fuertes ronquidos, otros pueden llegar a sufrir convulsiones y desmayos, además de náuseas, vómitos y tos frecuente. Sabemos que puede llegar a darnos mucha pena ver a nuestro perro sufrir, pero en nuestra mano está intentar mejorar su día a día y actuar en consecuencia.

La cría y los cruces han fomentado que estas razas padezcan estas dificultades respiratorias, por lo que instamos siempre a adoptar, para no fomentar esa cría irresponsable que perpetúa el sufrimiento de estos canes. No obstante, antes de adoptar un perro de esta raza, debemos tener presente que puede padecer el síndrome y que necesitará de todo nuestro cariño y cuidados.

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