Cómo llevar al gato al veterinario y que no lo pase mal

Es relativamente normal que tu gato a perro no vaya con gran agrado al veterinario. Normalmente, lo tienen asociado a momentos en los que no se encontraban especialmente bien y además pueden detectar el olor de otros animales enfermos o estresados. Pero cuando llevar a nuestras mascotas al veterinario resulta un auténtico calvario nos damos cuenta de lo importante que es acostumbrarles a ello con antelación y hacerles la visita a la clínica lo más agradable posible. 

El temido momento de llevar a tu gato al veterinario 

Puede ser un reto porque has visto con anterioridad como tu gato se siente estresado con el resto de animales que esperan su turno para ser atendidos en la sala de espera de la clínica y los alrededores. O, tan solo el simple hecho de que haya olores de otros animales extraños y desconocidos puede poner a tu gato en estado de alerta y preocupación.

Tu gato, puede mostrarse inquieto y temeroso en el trayecto a la clínica al ir por un entorno desconocido y no tener el control de que está pasando. Además si no está acostumbrado al transportín ese paso de meterle dentro puede ser una locura. El resultando en que tanto tú como tu mascota pasáis una desagradable situación y grandes dificultades cada vez que toca ir la veterinario, aunque sea para una simple revisión, un chequeo o una  vacuna.

Planificar y prevenir es mejor que curar

¿Tienes gato y te sientes totalmente identificado? ¿Estás a punto de llevar a tu cachorro por primera vez a la clínica para que le vacunen y quieres hacerlo bien? Existen algunos pasos que los etólogos y expertos en comportamiento felino recomiendan para hacer que la experiencia de ir con el gato a la consulta veterinaria una primera vez y en futuras  no sea un drama. ¡Apunta!

Primer paso: el trasportín como lugar de seguridad

Si la primera vez que tu gato entra y permanece en un transportín es e día que va al veterinario, puede encajarlo realmente mal. Por esto es importante que tomes un mínimo de  tres semanas  de antelación para presentarle el transportín de una forma agradable y positiva. Para ello:

Segundo paso: plantear el camino al veterinario

-          Sin prisas

Es importante que el día que vayáis a ir al veterinario te lo tomes con calma, es decir, que invites al gato a entrar en el transportín con tiempo y sin forzar. Para ello reproduce lo que has practicado las tres semanas anteriores y  anímale con un juguete o  un snack de manera que entre por su propia pata.

-          Asegúrate de que no hay mucho jaleo

A la hora de pedir cita y antes de salir de casa, llama a la clínica veterinaria para preguntar en que horario hay menos gente con sus mascotas esperando en la sala. Adaptarte a la mejor hora y situación si te lo puedes permitir hará más agradable la visita al acudir en el momento en el que el centro esté más tranquilo.

-          Cubre el transportín con una sábana o manta

Este gesto tan sencillo ayuda a muchos gatos a serenarse y gestionar el estrés del trayecto, al no estar viendo todo el rato la cantidad de estímulos nuevos que plantea el camino al veterinario. Procura no ser brusco en los movimientos y no darle golpes al transportín mientras lo cargas.  Es aconsejable mantenerlo cubierto durante todo el trayecto e incluso mientras esperáis a que os atiendan.

-          Llévate una toalla de casa

Además, si en casa tienes varios gatos, lo ideal es que te lleves una toalla. La explicación es que tendrá el olor de vuestro hogar y al meterla en el transportín, ayudará al gato a sentirse más tranquilo. También a que cuando llegue de la clínica los otros felinos lo reciban bien, pues tendrá el olor de la casa, no tanto de la clínica, aroma este que es desconocido para los animales que no han ido al veterinario.

Una vez en la consulta

-          Pon el transportín en alto

Cuando estés en la sala de espera, no dejes el transportín en el suelo. Si no hay sitio elevado donde ponerlo, colócatelo en el regazo.

-          Evita que esté mirando a otros animales

-          Asegúrate de que los perros no puedan acercarse al gato y lo molesten

Si la clínica no tiene sala de espera específica para gatos, evita todo lo que puedas que los canes se acerquen a olisquear el transportín, lo que podría resultar de gran estrés para tu gato.

Al llegar a casa tras la visita al veterinario

Después de llevar a tu gato al veterinario, es importante asegurarte de que se recupere bien y se sienta cómodo de nuevo en casa. Para ello:

Proporciona un espacio tranquilo y evita el estrés: Permite a tu gato  descansar y recuperarse sin ser molestado.

Observa su comportamiento: si notas cambios significativos en su comportamiento, como letargo extremo, falta de apetito o dificultad para moverse o hacer sus necesidades, es importante contactar nuevamente al veterinario.

Sigue las instrucciones del veterinario: asegúrate de entender claramente estas instrucciones y sigue el plan de tratamiento recomendado. Adherirte al tratamiento y las pautas prescritas es importante para el bienestar de tu gato.

Proporciona atención y cariño: si a tu gato le gusta puedes acariciarlo suavemente, hablarle en tono tranquilo y ofrecerle juguetes o actividades suaves para mantenerlo entretenido sin esforzarse demasiado.

Cada gato es único

Es importante individualizar ya que cada gato es único y puede tener diferentes necesidades a la hora de visitar al veterinario. Siempre es recomendable consultar con el veterinario para recibir orientación específica según la situación de tu mascota. Además existen veterinarios a domicilio que puedes ser especialmente indicados en algunas circunstancias y casos concreto.