Paseos con mi perro, ¿cómo les saco partido?
Salir a la calle con tu perro supone más que dejar que haga sus necesidades, es un tiempo de ejercicio y de formar vínculo contigo. ¿Nos acompañas?
El paseo con nuestro perro no debe parecernos una obligación, es una responsabilidad que tenemos clara desde el momento en el que adquirimos una mascota. Por lo tanto, no deberá ser únicamente la ocasión en la que el perro haga sus necesidades sino que sea el tiempo en el que os divertís juntos y le enseñas conductas deseadas.
Paséale siempre con la correa hasta el recinto permitido donde lo puedes soltar. Aún así, contrólale en todo momento para que no sufra ningún percance ni provoque problemas. Si te cansas únicamente de dar vueltas al parque hasta que corra un poco y haga sus necesidades, atiende a los siguientes consejos que harán de vuestros paseos experiencias chulas y provechosas.
Momento para la socialización
Nos vamos a encontrar con otras personas, mascotas y demás factores de la calle (coches, fuentes, ruidos…). Utiliza el paseo para que tu peludo conozca el entorno y a los seres que viven en él. Si se familiariza con todo acabará sintiéndose más seguro y relacionándose.
No intentes evitar el contacto con otros seres, ni racionales ni irracionales.Tiene que descubrir. Si no le dejamos, acabaremos convirtiéndole en un animal miedoso, posesivo y posiblemente agresivo.
¿Jugamos un rato?
Nuestro animal precisa desfogar su energía y mantener la mente ocupada, estas dos necesidades las podemos satisfacer con el juego en la calle.
No es imprescindible que cada vez que salgáis al parque corra como si no hubiera un mañana, de hecho si no ponemos vigilancia a este tipo de comportamiento puede que ocasione más de un problema.
Lo que queremos conseguir es que se entretenga, haga ejercicio y distraiga la mente y nosotros somos su mejor aliado para este juego. Saca una pelota o un juguete que le encante y tíraselo o forcejea con él mientras correteáis.
Si es de los tranquilotes, intenta motivarle y llévale a un recinto en el que pueda olisquear cosas interesantes y relacionarse con otros perros aunque no se ponga a correr.
En el parque también hay espacio para la educación
Las órdenes básicas necesitan ser reforzadas de vez en cuando para que no pierdan efectividad. El rato que pasáis juntos en la calle puede ser un momento idóneo para entrenar.
Lo sentimos, sabemos que te costó enseñarle las cosas pero la educación no se acaba nunca y hay que recordarle lo que memorizó.
Saca premios (snacks especiales) y repasa con él lo que le has ido enseñando durante vuestra vida juntos.
Repite y repite y ten por seguro que en el momento que necesites darle la orden, te hará caso por muy grande que sea la distracción.
Tiempo para comunicarse
Ellos no utilizan la palabra pero sí hemos logrado entendernos con ellos. Si quieres mantener una cercana y eficaz relación con tu animal recuerda:
• No vas a conseguir nunca que hable pero sí conseguirás que entienda lo que tú dices si le pones empeño.
• Sus respuestas ante nuestra comunicación es bastante aceptable.
• Debes crear un diccionario de palabras que él entienda e interprete cuando se las digas. Va a entender muchas más de 50, imagina el abanico de posibilidades…
• Las palabras de las órdenes que le enseñes serán inamovibles, es decir, siempre el mismo vocablo para el mismo mandato.
• Habrá palabras que no hará falta enseñarles porque las asociarán solos (calle, chuche, veterinario…)
• Entenderán también nuestros gestos, miradas, posturas, estado de ánimo, enfermedades… Eso tampoco hará falta enseñárselo, nos sienten y nos entienden más de lo que pensamos.
• De igual forma intentarán comunicarse con nosotros sin necesitar la palabra. Los gestos, las posturas, las vocalizaciones y los movimientos serán sus aliados.
Todos estos aspectos se pondrán de manifiesto en el parque, donde hay un sinfín de estímulos y donde tendréis que interpretar los deseos del otro. Tú para anticiparte, él para obedecerte.